jueves, 7 de julio de 2016

Cuando Israel era joven, lo amé,


Así dice el Señor: 
«Cuando Israel era joven, lo amé,
desde Egipto llamé a mi hijo.
Cuando lo llamaba, él se alejaba,
sacrificaba a los Baales,
ofrecía incienso a los ídolos.

Yo enseñé a andar a Efraín,
lo alzaba en brazos;
y él no comprendía que yo lo curaba.

Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía;
era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz,
me inclinaba y le daba de comer.

Se me revuelve el corazón,
se me conmueven las entrañas.
No cederé al ardor de mi cólera,
no volveré a destruir a Efraín;
que soy Dios, y no hombre;
santo en medio de ti,
y no enemigo a la puerta.»


Lectura de la profecía de Oseas (11,1-4.8c-9)

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