domingo, 15 de noviembre de 2015

Lectio divina. El sacerdocio de Cristo


Cualquier otro sacerdote
ejerce su ministerio diariamente
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios,
porque de ningún modo pueden borrar los pecados.

Pero Cristo ofreció por los pecados,
para siempre jamás,
un solo sacrificio;
está sentado a la derecha de Dios
y espera el tiempo que falta
hasta que sus enemigos sean puestos
como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda
ha perfeccionado para siempre a lo que van siendo consagrados.
Donde hay perdón,
no hay ofrenda por los pecados.

Lectura de la carta a los Hebreos (10,11-14.18)

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