lunes, 16 de noviembre de 2015

La oración de Jesús


Dentro del mundo ortodoxo y desde los primeros tiempos de la iglesia se utiliza un cordón de oración (llamado “komboskini” por los griegos, “chotki” por los rusos) amarrado a la muñeca a fin poder ayudar al feligrés en la tarea incesante de “orar sin cesar” como recomendara San Pablo en su epístola a la comunidad de Tesalónica (1 Tes. 5, 17).

La tradición atribuye al Cordón la consideración de espada del espíritu ya que la oración constante está inspirada por el Espíritu Santo y es arma contra las asechanzas del Enemigo. El origen histórico de este cordón proviene de Oriente Medio. Algunos lo remontan al fundador del monacato cenobítico, San Pacomio el Grande (s. IV), quién lo introdujo como un medio para ayudar a los monjes analfabetos a recitar su regla de oración diaria, garantizando de este modo una cantidad definida de oraciones y postraciones; sin embargo no sería hasta mediados del siglo XIV cuando hizo su aparición en Rusia, dónde San Sergio – el padre del Monacato Ruso – conocía y practicaba este tipo de oración junto a sus discípulos, pero no alcanzaría su popularidad actual sino hasta el siglo XVIII, cuando el stárets Paisij Velichkovski lo difundió fuera de los muros de los Monasterios. Desde entonces la cuerda de oración ha ganado gran popularidad en el monacato Oriental y ha sido de uso común, con el correr del tiempo entre los mismos laicos. De acuerdo a la regla monástica bizantina, cada monje está obligado a cumplir un número fijo de postraciones junto con la Oración de Jesús.

El Cordón – que puede ser de 10, 25, 33, 50 o 100 nudos – usualmente suele confeccionarse en lana pura (también puede hacerse con cuentas de madera u otro material) para recordarnos que Jesucristo es el Cordero de Dios; y pueden ser de distintos colores:

De color negro: se utiliza para recordarnos la muerte merecida por nuestros pecados (este es el tipo mas utilizado),
De color rojo borgoña: para recordarnos la sangre de Nuestro Señor (es más usado por los obispos orientales); o
De color blanco crudo: que es el color natural de la lana del cordero.

Comúnmente el ciclo de nudos (o cuentas) termina con una Cruz que pende del cordón de marras y que es un recuerdo de la acción redentora de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo en el calvario y la borla que sigue al extremo inferior de la Cruz, presentes en algunas Cuerdas, nos recuerda el consuelo a nuestras lágrimas. Se reza en tres pasadas o ciclos, en honor a la Santísima Trinidad. ¿Y que se reza por cada nudo con el cordón de oración?: La Oración de Jesús

La Oración de Jesús es para el ortodoxo una de las más oraciones mas profundas y místicas. Ha sido usada, enseñada y discutida a través de la historia del cristianismo oriental. Ella refleja la enseñanza dada por Jesús en la parábola del fariseo y del publicano (Lucas; 18:10-14), así como también la oración “¡Señor, sálvame!” dicha por Pedro mientras se hundía en el Mar de Galilea (Mateo; 14:30).

La oración de jesus consiste en esta frase:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios,
ten piedad de mí, que soy pecador.


Diversas oraciones se hacen con la cuerda:

1. “Señor Jesucristo ten piedad de mí”

2. “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad mí, pecador”

3. “Por la intercesión de la Theotokos (Madre de Dios), Señor Jesucristo, ten misericordia de mí”

O la más sencilla y básica que se introdujo en Occidente muy tempranamente:

4. Kyrie eleison.

Cualquiera de estas cuatro variantes que se escoja debe decirse en cada nudo, ya sea mientras se hace o mientras se reza con él. En el tradicional libro de la Filocalia, ya se aconseja la imprecación mas corta para los principiantes, el “Kyrie eleison” (o sea “Señor ten piedad”), puesto que al ser breve hay una menor propensión a la distracción o divagación mental.

Debemos remarcar que la Oración de Jesús no posee un exclusivo carácter individual, puesto que también suele usarse como una oración apta para las intenciones especiales – o también intercesorias -, en dicho caso se sustituye el nombre propio por el de la persona enferma o en necesidad de nuestra oración. Lo mismo es válido en el caso que la oración sea elevada para el eterno descanso de un difunto.

“Señor Jesús Cristo, hijo de Dios, ten misericordia de (Nombre de la persona por la que se reza.), pecador

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