sábado, 3 de octubre de 2015

Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios, volveos a buscarlo con redoblado empeño


Ánimo, pueblo mío,
que llevas el nombre de Israel.
Os vendieron a los gentiles,
pero no para ser aniquilados;
por la cólera de Dios contra vosotros
os entregaron a vuestros enemigos,
porque irritasteis a vuestro Creador,
sacrificando a demonios y no a Dios;
os olvidasteis del Señor eterno que os había criado,
y afligisteis a Jerusalén que os sustentó.

Cuando ella vio que el castigo de Dios se avecinaba dijo:
«Escuchad, habitantes de Sión,
Dios me ha enviado una pena terrible:
vi cómo el Eterno desterraba a mis hijos e hijas;
yo los crié con alegría, los despedí con lágrimas de pena.
Que nadie se alegre viendo a esta viuda abandonada de todos.
Si estoy desierta, es por los pecados de mis hijos,
que se apartaron de la ley de Dios.
Ánimo, hijos, gritad a Dios,
que el que os castigó se acordará de vosotros.

Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios,
volveos a buscarlo con redoblado empeño.
El que os mandó las desgracias
os mandará el gozo eterno de vuestra salvación.»

Lectura del libro de Baruc (4,5-12.27-29)

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