jueves, 29 de octubre de 2015

Lectio divina. Nada podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.


Si Dios está con nosotros,
¿quién estará contra nosotros?
El que no perdonó a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará todo con él?

¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
¿Dios, el que justifica?
¿Quién condenará?
¿Será acaso Cristo, que murió,
más aún, resucitó y está a la derecha de Dios,
y que intercede por nosotros?

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?:
¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?,
¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?,
como dice la Escritura:
«Por tu causa nos degüellan cada día,
nos tratan como a ovejas de matanza.»

Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida,
ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro,
ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna
podrá apartarnos del amor de Dios
manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-39)

No hay comentarios:

Publicar un comentario