domingo, 11 de octubre de 2015

Invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría

Pedro Berruguete - Rey Salomón

Supliqué, y se me concedió la prudencia;
invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a cetros y tronos,
y, en su comparación, tuve en nada la riqueza.
No le equiparé la piedra más preciosa,
porque todo el oro, a su lado, es un poco de arena,
y, junto a ella, la plata vale lo que el barro.
La quise más que la salud y la belleza,
y me propuse tenerla por luz,
porque su resplandor no tiene ocaso.
Con ella me vinieron todos los bienes juntos,
en sus manos había riquezas incontables. 

Lectura del libro de la Sabiduría (7,7-11)

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