domingo, 19 de abril de 2015

Por nuestra conversión


Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

El texto de la Primera Carta de san Juan nos invita este domingo tercero de Pascua a orar, nos unos por los otros, para que el Señor nos conceda profundizar en nuestro conversión, vencer nuestros propios pecados y vivir plenamente la condición de hijos de Dios que adquirimos en nuestro propio bautismo.

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