viernes, 24 de abril de 2015

Por las víctimas del genocidio armenio

El Papa junto al Katolikós armenio

La humanidad conoció en el siglo pasado tres grandes tragedias inauditas: la primera, que generalmente es considerada como el primer genocidio del siglo XX, afligió a su pueblo armenio –primera nación cristiana–, junto a los sirios católicos y ortodoxos, los asirios, los caldeos y los griegos. Fueron asesinados obispos, sacerdotes, religiosos, mujeres, hombres, ancianos e incluso niños y enfermos indefensos...

Hoy recordamos, con el corazón traspasado de dolor, pero lleno de esperanza en el Señor Resucitado, el centenario de aquel trágico hecho, de aquel exterminio terrible y sin sentido, que vuestros antepasados padecieron cruelmente. Es necesario recordarlos, es más, es obligado recordarlos, porque donde se pierde la memoria quiere decir que el mal mantiene aún la herida abierta; esconder o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla...

Son palabras del papa Francisco, de la pasada semana, en referencia a los tres grandes genocidios del siglos XX: el armenio, el hitleriano y el estalisnista. Del armenio conmemoramos, procesimente hoy, el centenario de su comienzo, que suele considerarse el 24 de abril de 1915, cuando las autoridades otomanas detuvieron a 235 miembros de la comunidad de armenios en Estambul; en los días siguientes, la cifra de detenidos ascendió a 600. Posteriormente el gobierno ordenó la expulsión de toda la población armenia, que tuvo que caminar cientos de kilómetros por el desierto, sufriendo hambre, sed, robos y violaciones por parte de los gendarmes musulmanes que debían protegerlos, a menudo en combinación con bandas de asesinos y bandoleros.

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