martes, 10 de marzo de 2015

Súplica de Ananías


Por eso, acepta nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados.

Que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro,
no nos defraudes, Señor.

Trátanos según tu piedad,
según tu gran misericordia.

Líbranos con tu poder maravilloso
y da gloria a tu nombre, Señor.

Lectura de la profecia de Daniel
(3,25.34-43)

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