miércoles, 18 de marzo de 2015

Profecía del libro de Isaías (49,8-15)


En tiempo de gracia te he respondido,
en día propicio te he auxiliado;
te he defendido
y constituido alianza del pueblo,
para restaurar el país,
para repartir heredades desoladas,
para decir a los cautivos: "Salid",
a los que están en tinieblas: "Venid a la luz."

Aun por los caminos pastarán,
tendrán praderas en todas las dunas;
no pasarán hambre ni sed,
no les hará daño el bochorno ni el sol;
porque los conduce el compasivo
y los guía a manantiales de agua.
Convertiré mis montes en caminos,
y mis senderos se nivelarán.

Miradlos venir de lejos; miradlos,
del norte y del poniente, y los otros del país de Sin.

Exulta, cielo;
alégrate, tierra;
romped a cantar, montañas,
porque el Señor consuela a su pueblo
y se compadece de los desamparados.

Sión decía:
"Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado."
¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura,
no conmoverse por el hijo de sus entrañas?
Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré

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