lunes, 30 de marzo de 2015

Illatio de la Liturgia Mozárabe para el Domingo de Ramos


Es digno y justo, Padre omnipotente,
que te demos siempre gracias
por Jesucristo tu Hijo, Señor nuestro.

A quien tú, Padre clementísimo
engendraste antes de los siglos,
sin que experimentaras al engendrar división o mutación,
sino que permaneciste esencialmente todo en el Hijo
y todo en ti mismo,
sin mengua alguna,
y sin reservar nada para ti,
cuando se te reconoce haberlo creado todo.

De modo que, siendo Hijo unigénito del Ingénito,
consustancial, coeterno e igual a ti,
poseyera contigo una misma plenitud de la divinidad,
gozara también de idéntica eternidad
y reinara en la igualdad de un mismo señorío
junto con el Espíritu Santo correinante.
El cual, procediendo de ambos,
ni es engendrado, ni creado,
sino creador de todo y Señor.

Pues él mismo creó la carne de Cristo,
cuando se dispuso a padecer la cruz
por la salvación de los pueblos.
Y a él hemos recibido de ti como prenda de celestial herencia,
y cuyo nombre es saludable,
pensamos, confesarle en el bautismo para que,
renacidos a imagen de la Trinidad,
merezcamos ser contados
como hijos de Dios Padre todopoderoso.

Cuyo Hijo afirmamos en el bautismo
que es un solo Dios salvador contigo
y con el Espíritu Santo,
y pedimos que este sacrificio sea santificado por él,
por quien te aclamamos en la Tierra
a imitación de la celeste milicia, diciendo así:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor
Hosanna en el cielo.

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