Oremos por los seminaristas. Son jóvenes que lo han dejado todo, para seguir la llamada del Señor. Nunca es fácil renuncia a un futuro, a una vida que ha comenzado a desenvolverse, a unos proyectos humanamente prometedores.
El Señor, además, no quiere funcionarios a los que recompensar con un sueldo, sino que busca amigos que estén dispuestos a dar su vida para testimoniar el triunfo de la Resurrección sobre el poder del pecado y de la muerte.
Dejarse modelar, con paciencia, en el seminario, nunca es fácil. Por eso, necesitan nuestra oración con insistencia, para que el Señor los ayude en los momentos de debilidad, y nunca les falte la misericordia del Buen Pastor.
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