lunes, 24 de marzo de 2014

Por el pueblos y los cristianos sirios

La liturgia de hoy nos hablaba del sirio Naamán, general del rey de Damasco, enfermo de lepra, que fue curado por el profeta Eliseo.

Siria y Damasco son lugares muy presentes en la Historia de la Salvación, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

Desgraciadamente, también en nuestros días vuelven a ser noticias estos lugares, a causa de la guerra civil que desde hace meses viene tiñendo de luto, de sufrimiento y de muerte, a un pueblo castigado tanto por la tiranía de una dictadura cruel como del fanatismo musulmán.

Pidamos al Señor conceda la paz a esa nación, y especialmente que proteja a los cristianos que allí mantienen la fe, en circunstancias tan difíciles y adversas.

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